sábado, 26 de marzo de 2016

SEMANA SANTA

REVISTA ACTITUD XXI

Ha terminado la cuaresma, el tiempo de conversión interior y de penitencia, ha llegado el momento de conmemorar la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Después de la entrada triunfal en Jerusalén, ahora nos toca asistir a la institución de la Eucaristía, orar junto al Señor en el Huerto de los Olivos y acompañarle por el doloroso camino que termina en la Cruz.

Durante la semana santa, las narraciones de la pasión renuevan los acontecimientos de aquellos días; los hechos dolorosos podrían mover nuestros sentimientos y hacernos olvidar que lo más importante es buscar aumentar nuestra fe y devoción en el Hijo de Dios.

La Liturgia dedica especial atención a esta semana, a la que también se le ha denominado “Semana Mayor” o “Semana Grande”, por la importancia que tiene para los cristianos el celebrar el misterio de la Redención de Cristo, quien por su infinita misericordia y amor al hombre, decide libremente tomar nuestro lugar y recibir el castigo merecido por nuestros pecados.

Para esta celebración, la Iglesia invita a todos los fieles al recogimiento interior, haciendo un alto en las labores cotidianas para contemplar detenidamente el misterio pascual, no con una actitud pasiva, sino con el corazón dispuesto a volver a Dios, con el ánimo de lograr un verdadero dolor de nuestros pecados y un sincero propósito de enmienda para corresponder a todas las gracias obtenidas por Jesucristo.

lunes, 21 de marzo de 2016

BENITO JUAREZ

REVISTA ACTITUD XXI


Benito Juárez, cabeza de la reforma liberal y presidente del país del 15 de enero de 1858 al 10 de abril de 1864, nació el 21 de marzo de 1806 en San Pablo Guelatao, Oaxaca.
Es en la cima del Cerro de las Campanas en la Ciudad de Querétaro donde se encuentra el imponente monumento a Benito Juárez García, quien por 14 años llevó en su pecho la banda presidencial y fue una de las principales figuras nacionales durante el convulsionado siglo XIX.
Benito Juárez, oaxaqueño nacido el 21 de marzo de 1806, lleva en su temprana infancia una vida un tanto azarosa, recibiendo su instrucción académica en un seminario en la Ciudad de Oaxaca, para que en 1834 recibiera el título de licenciado en derecho por el Instituto de Ciencias y Artes del Estado.
Teniendo como su mentor al liberal Miguel Méndez, lleva un impresionante ascenso en su carrera política y dentro de la judicatura, ya que desde su elección como regidor del ayuntamiento se proyectó como un hombre de fuertes convicciones, al grado de luchar contra los abusos de los clérigos y lograr la reivindicación de los ofendidos. Así las cosas, fue diputado local, magistrado del Tribunal Superior de Justicia, juez civil y finalmente gobernador de Oaxaca.
Tras regresar del exilio al que Santa Anna lo condenó, se une con Ignacio Comonfort y Juan Álvarez en la revolución liberal inspirada por el Plan de Ayutla de 1854. Una vez que ésta triunfa, dan inicio las conocidas leyes de reforma, expidiéndose el 23 de noviembre de 1855 la Ley sobre administración de justicia, y orgánica de los tribunales de la nación, la cual suprimió los fueron eclesiásticos y militares, dentro de la presidencia de Álvarez.
Dadas las presiones ejercidas sobre el gobierno radical, el presidente Álvarez renuncia y su lugar es tomado por Comonfort, moderado en ese sentido. En noviembre de 1857 Comonfort fue electo presidente y Juárez toma cargo como presidente de la Suprema Corte de Justicia, cargo que legalmente era considerado como la vicepresidencia.
Félix Zuloaga, general conservador y apoyado por dicho grupo pacta y después traiciona a Comonfort haciéndolo renunciar al cargo. Es entonces cuando Juárez asume la presidencia de la República e inicia una feroz persecución contra su gobierno, huye del país y regresa al puerto de Veracruz el 4 de mayo de 1858. Finalmente y tras dos sitios establecidos por Miguel Miramón en 1859 y 1860, la victoria liberal de Calpulalpan el 22 de diciembre de 1860 abre el paso a Juárez para su entrada triunfal a la capital el 11 de enero de 1861.
Sin embargo, la agitación política cobró como víctimas a hombres como Miguel Lerdo de Tejada, Ocampo, entre otros; además el erario público hizo imposible el pago del servicio de la deuda externa, por lo que el 17 de julio de 1861 Juárez expide un decreto por el cual suspende por dos años ese pago. Francia rompe relacionas diplomáticas y en la Convención de Londres del 31 de octubre acuerda junto con Inglaterra y España intervenir militarmente en México.
Una vez que desembarcan en Veracruz, el gobierno consigue acordar con Inglaterra y España (9 de abril de 1862), pero Francia no ceja y avanza el día 19, tomando Orizaba al siguiente día. El 17 de mayo de 1863 los franceses toman Puebla y Juárez huye y se refugia en San Luís Potosí hasta el 22 de diciembre.
No fue sino hasta el 15 de mayo de 1867 que las fuerzas republicanas obtienen un triunfo decisivo en la Ciudad de Querétaro. Siendo ejecutados en el Cerro de las Campanas Maximiliano de Habsburgo, Miramón y Mejía el 19 de junio. El día 15 de julio Juárez entra triunfante a la Ciudad de México.
Juárez fue reelecto en 1867 y 1871, pudiendo presenciar el desmoronamiento del grupo liberal en las facciones juarista, lerdista y porfirista. Porfirio Díaz Mori, general, lanzó su Plan de la Noria manifestando su desacuerdo por la reelección de Juárez de 1871, la cual fue sofocada poco después.
Benito Juárez falleció el 18 de julio de 1872 tras una vida llena de innumerables episodios. Su legado es su propia fortaleza, triunfando primero ante los conservadores y luego frente al II Imperio, portando siempre la bandera liberal.